El dragón, el hombre y la zorra – Esopo


Un dragón quedó atrapado en la arena de un río, cuando pasó por allí un campesino que trabajaba en la zona.

– Por favor, ¡ayúdame! Si me atas a tu asno y me llevas hasta mi cueva, te daré todo el oro que guardo dentro como recompensa…- le dijo el desesperado dragón al campesino.

El hombre decidió ayudar al dragón, así que hizo lo que le pidió, pero al llegar a la cueva, el dragón se negó a pagar la recompensa.

– ¿No pensarás que voy a darte el oro? ¡Si me has tratado fatal al atarme como un fardo a tu asno! – dijo el dragón, ante la atónita mirada del labriego.

– ¡Si solo hice lo que me pediste!- dijo él.

Pasaba por allí una zorra o raposa, y al enterarse de lo que había pasado, les dijo a ambos:

– Campesino, muéstrame cómo trataste de mal al dragón. Átale con la misma fuerza con la que le ataste para traerlo aquí y sabré qué castigo mereces…

El campesino ató de nuevo al dragón sobre su asno. Entonces dijo la zorra:

– Ahora, lleva al dragón al mismo lugar donde lo encontraste, y déjale tal y como estaba.

Y así hizo el hombre. Y el dragón quedó de nuevo atrapado en la arena.

Moraleja: 

‘Quien devuelve el mal por bien, recibe ese mismo mal multiplicado’

El grajo y el pavo real – Esopo


En un claro, en el linde mismo del bosque, un viejo grajo se había cubierto con el hermoso plumaje de un pavo real y se pavoneaba para que lo vieran los demás grajos. En realidad, su aspecto era muy estúpido, porque sus propias plumas negras se distinguían debajo de su atavío. Pero se paseaba orgullosamente y hacía burla de sus amigos, que lo observaban. El vanidoso pájaro hasta picoteó a uno o dos de ellos que se atrevieron a acercársele demasiado.Los logros alcanzados

-¡Engreído! -le gritaron los demás, y huyeron al bosque.

Convencido de que ahora era tan bello como el pavo real, el necio grajo se acercó lentamente a un grupo de estos animales, que se soleaban. Fingió ser uno de ellos y agitó una pata en ademán de saludo. Pero los pavos reales no se dejaron engañar, Vieron sus plumas negras debajo del plumaje irisado, los irritó la audaz pretensión del grajo y se lanzaron sobre él furiosamente. Con fuertes chillidos, lo picotearon sin piedad hasta hacer trizas su bello atavío.

Abatido y desdichado, el grajo buscó a sus compañeros, para hallar consuelo. Pero éstos no quisieron saber nada de él:

– ¡No trates de volver a nosotros! -le gritaron-. Has elegido. Ahora, afronta las consecuencias.

Y lo picotearon hasta que escapó.

El estúpido pájaro no tenía amigos hacia los cuales volverse. ¡Los que eran superiores a él, lo desdeñaban por fingir ser lo que no era, y sus iguales lo rechazaban por haberlos desdeñado!

Educar en valores: saber ganar y perder


“Lo importante en la vida, no es el triunfo sino la lucha. Lo principal no es haber vencido, sino haber luchado.”  Pierre de  Coubertin.

Todos nos alegramos mucho cuando ganamos un juego, a un deporte, a otra persona pero … ¿Y si perdemos?.

En la vida casi todo es competir, competimos diariamente en la familia, en los estudios, en el trabajo, en los negocios, en el deporte, en la sociedad, por el dinero, por el amor, contra las enfermedades, contra la conciencia, contra las virtudes y valores humanos, etc. En esas competiciones se gana o se pierde, muy pocas veces se empata. Por eso es muy importante aprender a saber ganar y a saber perder (respetando al rival y sin hacer trampas)..

Saber ganar no solo es vencer, saber alcanzar unas metas para conseguir prosperar, lograr y obtener los objetivos o triunfos propuestos, sin vanagloriarse, ser egoístas y hacer trampas. Saber perder también es bueno, es aprender una lección que si se aprovecha, se puede sacar de ella una buena experiencias e incalculables beneficios.

Se aprende a perder, perdiendo. En la vida hay que saber perder, aunque se haya entrenado muy duro para ganar.

Enfadarse después de perder es algo normal, no es sólo cosa de niños y llevar a la práctica la famosa frase de consolación «lo importante es participar» es un reto que requiere esfuerzo y voluntad por parte de cada uno. Para los niños es más difícil todavía porque no tienen la madurez emocional necesaria para controlar sus sentimientos, son muy egocéntricos por su condición de niños, desean ser el centro de atención de todos los que les rodean y no llevan bien eso de no obtener lo deseado.

Tener un mal perder lleva a algunos niños a no querer participar en los partidos o competiciones cuando sospechan que van a perder, a abandonar y a echar la culpa al entrenador o a cualquier otro responsable de sus lamentos. Perder con una sonrisa es muy complicado, pero es importante enseñar a nuestros hijos un grado de tolerancia a la frustración para que el mundo no se hunda a sus pies cuando no se logra lo que se desea.

Resulta esencial que nuestros hijos comprendan que unas veces se gana y otras se pierde, que no saber perder hará que se ganen la antipatía de sus compañeros y que ser un tramposo para lograr la victoria sólo conseguirá que los demás le cuelguen el cartel y prefieran no jugar con él porque no practica el juego limpio.

Saber perder con nobleza, ayuda a fortalecerse mentalmente y a tolerar la hipotética frustración, del hecho de aceptar y asumir con humildad, la victoria ajena. No importa sentirse triste y decepcionado, por el gran esfuerzo realizado, pero nunca debe permitirse reacciones desproporcionadas. La honestidad hace verdaderos vencedores, aunque hayan perdido.

Los padres tenemos que enseñar a nuestros hijos, el aprender a ganar, aunque la vida no es un camino de rosas, para que no se crean, más de lo que son y cuando llegue, acepten el perder, no creyéndose ni más ni menos, de lo que son. Enseñarles a tolerar la frustración, de saber perder con dignidad, y en su caso, a saber sobreponerse. También enseñarles el valor del sacrificio, del esfuerzo y del trabajo duro y constante, en su formación y en su autodominio, el cual se forja con el trabajo duro y callado, sin importar, si se gana o si se pierde.

Los que de verdad saben ganar, nunca deben humillar a los que han perdido, deben dar la imagen de discreción, prudencia, sencillez, modestia, humildad, etc.El hecho de ganar, conlleva el saber reconocer el esfuerzo realizado por el contrincante, respetándole, alabándole y reconociéndole su mérito al competir.

Es muy duro y muy difícil, saber perder con elegancia y respeto hacia el que ha ganado, y felicitarle, agradecerle y reconocerle, que lo ha hecho mejor.

Para lograr estos objetivos es fundamental que los niños se acostumbren a oír la palabra NO, porque el NO también educa, que conozcan el verdadero significado de la palabra respeto, que evitará la humillación y el ridículo del perdedor, y que nuestro ejemplo sirva para el comportamiento del niño en el futuro. Ganar unas veces y perder otras es el precio por disfrutar de una actividad compartida.

Por cada victoria que se consigue, uno ha perdido la cuenta de todas las derrotas que ha sufrido, pero eso es lo que hace que cada victoria sea más grande.

¿Cómo hacerlo?:

  • No debemos darle siempre todo lo que pida simplemente para tenerle contento y no oír sus gritos y lamentos. Establecer límites en su vida diaria y que se acostumbre de vez en cuando a escuchar un “no” le ayudará a no enfadarse cuando lo oiga en boca de sus amigos.
  • Enséñales con nuestro ejemplo. Si le dicimos que lo importante es participar y pasar un buen rato y que no hay que enfadarse cuando se pierde, y luego ve a sus padres gritar como locos delante del televisor mientras vemos perder a nuestro equipo de fútbol, difícilmente nos hará caso.
  • También debe saber ganar y no alardear de su victoria ni humillar y ridiculizar al perdedor, puede ser que algún día le paguen con la misma moneda.
  • Cuando juguemos con él a algo, es bueno que le dejemos ganar alguna vez para aumentar su autoestima, pero también que se acostumbre a perder.
  • Mientras jugamos podemos hacer comentarios para enseñar al niño cómo debe reaccionar: “Vaya, lo has hecho muy bien esta vez” o “De acuerdo, he ganado esta partida, pero eres un buen contrincante. No sé si podré ganarte la próxima vez”.
  • Debemos explicar a nuestro hijo lo que puede ocurrir si se enfada al perder. Lo más probable es que acabe cayendo mal a los otros niños y que ninguno quiera jugar con él.
  • No le consintamos que se enfade, chille o actúe antideportivamente. En este caso será mejor excluirle del juego hasta que se calme.
  • Cuando veamos algún espectáculo deportivo con él, hay que incúlcarle que los rivales no son enemigos y que pasar un buen rato es más importante que ganar.
  • Se le debe enseñar a jugar limpio. Hay que establecer reglas y respetarlas, por eso si son pequeños no debe haber muchas. Además, éstas no se pueden cambiar cuando a uno le interesa.

Cuento recomendado: Tomás, «el que siempre aprende», Las sillas mágicas

Parte de: http://www.guiainfantil.com/, http://www.todopapas.com/  y http://blog.micumbre.com/

¿Por qué hay un día para reivindicar los derechos de los niños?


derechos-poster Existen numerosos países que poseen leyes que protegen a los niños y jóvenes menores de edad, pero muchos no las cumplen. Para los niños, niñas y jóvenes -y 03_dtorresen especial para los grupos excluidos o minoritarios- esto significa con frecuencia vivir en situaciones de pobreza, sin hogar, sin protección jurídica, sin acceso a  la educación, en situaciones de abandono, afectados por enfermedades prevenibles, etc. Estos problemas no sólo afectan a los países pobres, a veces también están presentes en los países ricos.

Para esto se creó la “Convención de los Derechos del niño” que reconoce claramente el derecho de TODO niño y niña -y no sólo de algunos privilegiados a un nivel de vida adecuado. Es un tratado de las Naciones Unidas y la primera ley internacional sobre los derechos del niño y la niña «jurídicamente vinculante». Esto quiere decir que su cumplimiento es obligatorio. Reúne derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, reflejando las diferentes situaciones en las que se pueden encontrar los niños, niñas y jóvenes de todo el mundo. La Convención tiene 54 artículos que reconocen que todos los menores de 18 años tienen derecho al pleno desarrollo físico, mental y social y a expresar libremente sus opiniones. Pero además, la Convención es también un modelo para la salud, la supervivencia y el progreso de toda la sociedad. 2111[1]

Contiene 54 artículos, entre otros:

  • La definición de niño o niña (son todos los menores de 18 años)
  • La no discriminación, la responsabilidad de la familia en los niños tengan sus derechos
  • La responsabilidad de los padres en su cuidado
  • La obligación de proteger su identidad, nombre, nacionalidad y relaciones familiares
  • Ningún niño o niña debe ser separado de sus padres, a menos que sea por su propio bien
  • Protección contra el traslado de forma ilegal a otro país o ser retenido ilegalmente
  • Derecho a opinar y que sea tenida en cuenta esa opinión
  • Derecho  a la educación
  • Derecho a estar protegido de las drogas ilegales y del tráfico de drogas.
  • Libertad de expresión, pensamiento, conciencia, religión y asociación
  • Protección contra los malos tratos, la explotación sexual, impedir la venta, la trata y el secuestro de niños y niñas
  • Protección a los niños sin familia, a los refugiados