Cuenta una leyenda argentina que hace mucho tiempo había siete mariposas que vivían en el corazón de la selva correntina, cada una de ellas tenía un color distinto. Despertaban la admiración de los habitantes del monte y … al volar … ¡qué hermoso efecto producían sobre el verde follaje!.
Un día, una de ellas se hirió con una larga espina, la herida era fatal y, al comprenderlo, las mariposas restantes ofrecieron cualquier sacrificio para evitar que la muerte separase a su compañera.
Entonces oyeron una voz en el cielo que les dijo:
– «¿Estáis dispuestas a dar la vida con tal de permanecer juntas?».
Todas contestaron que sí inmediatamente, unos nubarrones negros oscurecieron el cielo y se desató una fuerte tormenta de viento y lluvia, un remolino envolvió a las siete mariposas amigas elevándolas hacia el infinito.
Una vez restablecida la calma, el sol volvió a brillar con más fuerza que nunca, y al mismo tiempo aparecía en el firmamento un extraño arco luminoso, formado por los siete colores, eran sus almas que continuaban unidas para siempre en el cielo dando origen al arcoiris.