Cierto lapidario
perdió en un camino
un diamante tosco
y un cristal pulido.
A su camarada
el diamante dijo:
Yo salir espero
pronto de este sitio.
Piedra soy al cabo
de valor crecido:
quien me encuentre,
llena de oro su bolsillo.
El cristal picado
mucho es lo que vales;
pero no te envidio.
Tú y un vil guijarro
parecéis lo mismo:
¿Quién, pues, ha de verte,
si te falta el brillo?
Unos pasajeros
acercarse miro:
vamos a ver de ambos
quién es preferido.
El cristal lanzaba
resplandores vivos,
y esto a los viajantes
reparar les hizo.
Bájanse a cogerle,
le alzan con cariño,
y entre tanto pisan
al diamante rico.
Y sin ser de nadie
desde entonces visto,
se quedó en el polvo
para siempre hundido.
Méritos ahora
húndese de fijo,
si les falta un poco
de charlatanismo.
MUY INTERESANTE!! GRACIAS.
Me gustaMe gusta
Reblogged this on Acuarela de palabras and commented:
Me encantó. Con rima, y con moraleja…
Me gustaMe gusta
Es,lo que pasa muy amenudo,hay mucha gente de gran valor, pero al no intruirse,o; prepararse se quedan en el anonimato .Asi es que hay que orar y,confiar en Dios.En el nombre de JESUS!!!’ Amen.
Me gustaMe gusta