Según el calendario antiguo, octubre es el octavo mes. Su nombre fue cambiado por el de Domiciano, pero como Tito Flavio Domiciano pasó a la historia como un emperador tirano y paranoico (sólo comparado con Nerón y Calígula), se borró totalmente su memoria de monumentos públicos y monedas acuñadas con su efigie, así como el nombre del mes que se había auto dedicado.
Por esto se recuperó el dado por Rómulo: octubre (del latín october), aunque, en realidad, es el décimo mes según el calendario juliano.
Según la Real Academia de la Lengua, «octubre» es la forma preferida en el uso culto, mientras que «otubre» está en desuso, aunque no se considera incorrecto
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