La cabeza, parte más gruesa de la cerilla, está formada por un compuesto de fósforo y otras sustancias. El fósforo es fácilmente inflamable a la temperatura de 50ºC.
Al frotar la cerilla contra la superficie rugosa se produce un considerable aumento de temperatura en su cabeza. El aumento de temperatura provoca el encendido de la sustancia inflamable, que a su vez prende en la madera. Este es el sistema de fósforo más común en la actualidad, denominado “fósforo de seguridad” porque al ser muy tóxico el fósforo blanco, en 1844 se sustituyó este por el fósforo rojo.
Ya había un antecedente en Egipto en 3500 a. C., que eran palitos de madera de pino impregnados de azufre que se encendían al contacto con una chispa. El primer fósforo moderno autocombustible lo inventó en 1805 K. Chancel.
muy bien
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