El Lazarillo de Tormes – Anónimo

Primeramente definiré ¿qué es un lazarillo? para que nos vayamos haciendo una idea del argumento de esta primera novela picaresca de la literatura española datada en 1554 y de autor anónimo puesto que, quien escribió la historia, posiblemente no quiso firmar con su nombre por miedo, ya que se criticaba a instituciones importantes en la época, aunque son muchos los autores a los que podría atribuírsele. El título completo es “La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades”.

Un lazarillo es una persona o animal que guía o acompaña a un necesitado, especialmente si es ciego. Como podréis suponer, nuestro protagonista es un adolescente nacido en el río Tormes y que nos cuenta de forma autobiográfica su vida: cómo su madre, Antona Pérez, lo entregó a un ciego porque pensó que viviría mejor con él que con ella, así como las divertidas trastadas que le hacía a cada uno de los posteriores amos a quien acompañaba o servía y las enseñanzas que recibió de cada uno de ellos.

Tuvo nueve amos: tras dejar al ciego, sirvió a un clérigo, después a un escudero, a un fraile de la Merced, un buldero (persona que vende bulas, esto es, un documento autorizado y firmado por el Papa que trata de asuntos de fe o de interés general), un pintor de panderos, un capellán, un alguacil y el Arcipreste de San Salvador.

Os cuento aquí una de las anécdotas que aparecen en el Tratado Primero del libro:

“Cuando salimos de Salamanca llegamos a un lugar que llaman Almorox, estaban recogiendo uvas y un vendimiador le dio un racimo en limosna y como suelen ir los cestos maltratados y también porque las uvas en aquel tiempo están muy maduras, al echarlas a la talega se deshacían. Decidió hacer un banquete, por no poderlas llevar, más que por contentarme que aquel día me había dado muchos rodillazos y golpes. Nos sentamos en una valla y dijo:
– Ahora quiero yo usar contigo de una liberalidad y es que ambos comamos este racimo de uvas y que tengas de él tanta parte como yo. Lo repartiremos de esta manera: tú picaras una vez y yo otra. Con tal que me prometas no tomar cada vez más de una uva, yo haré lo mismo hasta que lo acabemos y de esta manera no habrá engaño.

Hecho así el acuerdo, comenzamos tomando las uvas de una en una, mas el traidor cambió de propósito y comenzó a tomar las uvas de dos en dos, considerando que yo debería hacer lo mismo. Pero yo no me contenté con hacer lo mismo que él y empecé a tomar las uvas de tres a tres y como podía las comía.

Acabado el racimo, estuvo un poco con el escobajo en la mano y meneando la cabeza dijo:

– Lázaro, me has engañado: juraré yo a Dios que tú has comido las uvas de tres en tres.

– No las comí así -dije yo- pero ¿por qué sospecháis eso?

Respondió el astuto ciego:

– ¿Sabes por qué creo que las comiste de tres en tres? Porque yo las comía de dos en dos y tú callabas.

A lo cual yo no respondí.”

A partir de aquí, espero que os interese entrar de lleno en el mundo de Lázaro y os decidáis a leer su vida.

Podéis leer un resumen del Primer Tratado pinchando sobre la fotografía: