La zarzuela


La zarzuela es una forma de música teatral o género musical escénico surgido en España con partes instrumentales, partes vocales (solos, dúos, coros…) y partes habladas. Su nombre procede de La Zarzuela, nombre del lugar cercano a Madrid donde se hallaba el teatro que albergó las primeras representaciones del género.

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Éste se diferencia de la ópera por alternarse en él la prosa hablada y el canto; en la ópera, en efecto, tanto coros como recitativos son exclusivamente cantados. La zarzuela se cultivó también en Cuba, donde destacaron los compositores Gonzalo Roig y Ernesto Lecuona, y en Venezuela, con José Ángel Montero.

Parece que los primeros autores que aportaron su genio a este nuevo estilo de teatro musical fueron Lope de Vega y Calderón de la Barca. Según las investigaciones, Calderón es el primer dramaturgo que adopta el término de zarzuela para una obra suya titulada El golfo de las sirenas (1657). Lope de Vega escribió una obra que tituló La selva con amor, drama con orquesta. Según el autor era «cosa nueva en España».

El auge de la zarzuela llegó, en el siglo XIX, a partir de 1839, con los músicos Francisco Barbieri y Emilio Arrieta. Muchas veces el éxito de la obra se debía a una o más canciones que el público aprende y da a conocer oralmente, como ocurría con los cuplés. El engranaje de la obra siguió siendo el mismo: números hablados, cantados, coros, que se aderezan con escenas cómicas que, generalmente, son interpretadas por un dúo. Abundaba el género costumbrista y regionalista y en los libretos se recogía toda clase de modismos, regionalismos y jerga popular.

En ésta época se divide en género chico (zarzuelas de un solo acto) y género grande (zarzuelas de dos,tres o más actos). Se adoptan temas costumbristas, populares, cómicos y bailes españoles. Algunos autores de esta época son Emilio Arrieta, Federico Chueca, Fernández Caballero, Tomás Bretón y Ruperto Chapí. En el siglo XX comenzó el declive de la zarzuela.

En los primeros años del siglo XX, se componen obras de mayor calidad musical como «Doña Francisquita» de Amadeo Vives o, un poco antes Gigantes y Cabezudos, del maestro Fernández Caballero que supo ganarse muy bien a la crítica componiendo una obra muy del «gusto popular».

La zarzuela se va manteniendo con estas producciones que, a veces, se ajustan a la estructura musical de una ópera italiana, gracias a autores de la talla de Francisco Alonso, Pablo Sorozábal (La Calesera), Federico Moreno Torroba (Luisa Fernanda), Rafael Calleja y Jacinto Guerrero. La guerra española abre un paréntesis y en la posguerra, la decadencia es casi total. No existen apenas nuevos autores para este género y no se renuevan las obras. Por otro lado, la zarzuela existente es difícil y costosa de representar y sólo aparece esporádicamente, por temporadas, durante unos pocos días o semanas.

En estos primeros años del siglo se empieza a dar el apelativo de género ínfimo a las representaciones conocidas como revistas. Son obras musicales con una conexión de ideas parecida al de la zarzuela pero más ligeras y atrevidas, con números escénicos que, en la época, se calificaron de «verdes», es decir, pícaros, de temas sexuales y con letras de doble intención,en casi todas hay «cuplés». Una de estas obras fue La Corte de Faraón, basada en la opereta francesa Madame Putiphar. La música se hizo tan popular que algunos de sus números acabaron siendo verdaderos cuplés difundidos por el público.

Los siglos XIX y XX fueron épocas de gran producción de zarzuelas en la América Latina, en especial en Venezuela, Cuba, México y Argentina, de donde salieron grandes obras que todavía son presentadas internacionalmente como El cumpleaños de Leonor, de Montero, María de la O de Ernesto Lecuona y La Media Naranja del íbero-argentino Antonio Reynoso.

A partir de 1950 la zarzuela pudo sobrevivir gracias a la discografía, un campo que se mantuvo en auge desde entonces. Se produjeron una serie de grabaciones de gran éxito, la mayoría de ellas dirigidas por el músico español Ataúlfo Argenta. Las mejores voces del momento aparecieron en estos discos, cantantes mundialmente famosos que profesionalmente se dedicaban a la ópera y a los recitales. Voces como las de Teresa Berganza, Ana María Iriarte, Carlos Munguía, etc., participaron en las grabaciones. Se añadieron los coros del Orfeón Donostiarra y Coro de Cantores de Madrid contribuyendo a darles una gran calidad.

Tras la muerte de Ataulfo Argenta se incorporaron los directores Indalecio Cisneros, García Asensio, y otros. Incluso hubo grabaciones que fueron dirigidas por el propio autor de la obra, como fue el caso de Pablo Sorozábal y Federico Moreno Torroba. En esta etapa participaron en las grabaciones nuevas y grandes voces consagradas: Monserrat Caballé, Alfredo Kraus, Plácido Domingo, Juan Pons, etc.

2 comentarios en “La zarzuela

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