El burro y el pozo (para la perseverancia)


Un día el viejo burro de un campesino cayó en un pozo. El animal, asustado, rebuzno fuertemente durante horas mientras el campesino trataba de averiguar qué podía hacer.

Finalmente, el campesino pensó que el animal era ya demasiado mayor para darle un servicio útil y, además, el pozo estaba seco y necesitaba ser tapado de todas formas, por lo que realmente no valía la pena sacar al burro.

Entonces reunió a unos vecinos para que le ayudaran. Todos cogieron las palas y empezaron a echar tierra para cubrir el pozo con el burro dentro.

El burro, en el fondo del hoyo empezó a darse cuenta de lo que estaba pasando, sintió un intenso miedo al percibir la cercanía de la muerte y rebuznó aún más desconsolado. Poco después, para sorpresa de todos, se tranquilizó, asumió su fin y se tumbó dejando que la tierra le cubriera lentamente.

Tras unos minutos de tranquilidad, el burro abrió ampliamente los ojos y sonrió. Se incorporó pausadamente y se sacudió la tierra que le cubría el lomo y la cabeza. A medida que iba cayendo la tierra pudo ir dando pasos hacia arriba que lo acercaban a la deseada libertad.

Pronto, todos vieron sorprendidos como el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando con más vitalidad que cuando era joven

Moraleja:

Con constancia puedes superar los obstáculos que se presenten. ¡Como el burro, nunca te rindas!

Anuncio publicitario

El tesón del pajarito (para la constancia)


Una bella historia

os voy a contar,

un pequeño pájaro

no podía volar

De un árbol a otro

caía por las ramas,

y nunca volaba,

por más que lo intentabapajarito volando

Una y otra vez,

de noche y de día,

este pajarito

con tesón insistía

Una de las veces

al suelo cayó,

se dio en la cabeza,

y se desmayó

Pero al despertar

no se avergonzó,

todo lo contrario

de nuevo lo intentó

Tanto insistió

que el milagro ocurrió

y al mover sus alas

un día voló.

Marisa Alonso Santamaría (http://cuentosentretenidos-marissa.blogspot.com.es/)

En busca del tesoro (para la perseverancia)


Dos hermanos tenían algún dinero ahorrado y pensaban cómo emplearlo para asegurar casa ruralsu futuro. Al recorrer un camino que no conocían vieron un plantío de vides que estaba a la venta.
Parecía abandonado. Llamaron a la puerta de la casa antigua y conversaron con el dueño.
– ¿Por qué lo vende? – preguntaron.
– Lo compré hace tiempo porque decían en el pueblo que aquí estaba escondido un tesoro. Lo busqué pero no lo encontré. Me aburrí, me quedé sin dinero y ahora quiero irme a probar fortuna en otra parte, allá cruzando las montañas.
– ¿Si compramos el plantío y lo hallamos será nuestro?
– Dudo que aparezca, pero hagamos el trato.
Los hermanos llevaron la suma y, a cambio, recibieron la propiedad. Cuando tomaron posesión de ésta. Todas las plantas estaban marchitas. La tierra que las rodeaba era seca, lisa y compacta.
– Bueno, manos a la obra – exclamaron y se pusieron a trabajar desde el primer día.
hermanos.jpgComenzaban cuando salía el sol, y acaban cuando éste se ponía.
Retiraron toda la basura y hojas secas acumuladas. Humedecieron la tierra para que se aflojara. Después empezaron a cavar con sus palas. En los primeros dos meses abarcaron apenas la mitad. El tesoro no aparecía y ellos siguieron buscando.
Pasó más tiempo sin que tuvieran éxito. Pero notaron que algo estaba cambiando. Por una parte, se habían vuelto más fuertes. No experimentaban la fatiga de los primeros días, además, sus brazos y manos ya eran poderosos. Por otro lado, al recibir agua suficiente y extender sus raíces por la tierra floja, las vides comenzaron a dar grandes racimos de uvas.
Había transcurrido un año. Un día se les ocurrió llevar las uvas al mercado y lograron venderlas bien. Pronto todos buscaban su fruta para preparar jaleas y mermeladas. Recuperaron el costo del plantío, y siguieron ganando más a lo largo de los años. Con el tiempo supieron cuál era el tesoro oculto en aquel terreno: la recompensa al esfuerzo continuo.
vendimia

De: http://www.cuentosdedoncoco.com/

Simbad, el marino (para el esfuerzo y la superación)


Hace muchos, muchísimos años, en la ciudad de Bagdad vivía un joven llamado Simbad. Era muy pobre y, para ganarse la vida, se veía obligado a transportar pesados fardos, por lo que se le conocía como Simbad el Cargador: lasmil

¡Pobre de mí! -se lamentaba- ¡qué triste suerte la mía!

Quiso el destino que sus quejas fueran oídas por el dueño de una hermosa casa,que ordenó a un criado que hiciera entrar al joven. A través de maravillosos patios llenos de flores, Simbad el Cargador fue conducido hasta una sala de grandes dimensiones.

En la sala estaba dispuesta una mesa llena de las más exóticas viandas y los más deliciosos vinos. En torno a ella había sentadas varias personas, entre las que destacaba un anciano, que habló de la siguiente manera:WHALE_COL_small

– Me llamo Simbad el Marino. No creas que mi vida ha sido fácil. Para que lo comprendas, te voy a contar mis aventuras… Aunque mi padre me dejó al morir una fortuna considerable, fue tanto lo que derroché que, al fin, me vi pobre y miserable. Entonces vendí lo poco que me quedaba y me embarqué con unos mercaderes. Navegamos durante semanas, hasta llegar a una isla. Al bajar a tierra el suelo tembló de repente y salimos todos proyectados: en realidad, la isla era una enorme ballena. Como no pude subir hasta el barco, me dejé arrastrar por las corrientes agarrado a una tabla hasta llegar a una playa plagada de palmeras. Una vez en tierra firme, tomé el primer barco que zarpó de vuelta a Bagdad…

Llegado a este punto, Simbad el Marino interrumpió su relato. Le dio al muchacho 100 monedas de oro y le rogó que volviera al día siguiente. Así lo hizo Simbad y el anciano prosiguió con sus andanzas…

sinbad_giant_roc– Volví a zarpar. Un día que habíamos desembarcado me quedé dormido y, cuando desperté, el barco se había marchado sin mí. Llegué hasta un profundo valle sembrado de diamantes. Llené un saco con todos los que pude coger, me até un trozo de carne a la espalda y aguardé hasta que un águila me eligió como alimento para llevar a su nido, sacándome así de aquel lugar.

Terminado el relato, Simbad el Marino volvió a darle al joven 100 monedas de oro, con el ruego de que volviera al día siguiente…

– Hubiera podido quedarme en Bagdad disfrutando de la fortuna conseguida, pero me aburría y volví a embarcarme. Todo fue bien hasta que nos sorprendió una gran tormenta y el barco naufragó. Fuimos arrojados a una isla habitada por unos enanos terribles, que nos cogieron prisioneros. Los enanos nos condujeron hasta un gigante que tenía un solo ojo y que comía carne humana. Al llegar la noche, aprovechando la oscuridad, le clavamos una estaca ardiente en su único ojo y escapamos de aquel espantoso lugar. De vuelta a Bagdad, el aburrimiento volvió a hacer presa en mí. Pero esto te lo contaré mañana…

Y con estas palabras Simbad el Marino entregó al joven 100 piezas de oro.

– Inicié un nuevo viaje, pero por obra del destino mi barco volvió a naufragar. Esta vezSinbad_1 fuimos a dar a una isla llena de antropófagos. Me ofrecieron a la hija del rey, con quien me casé, pero al poco tiempo ésta murió. Había una costumbre en el reino: que el marido debía ser enterrado con la esposa. Por suerte, en el último momento, logré escaparme y regresé a Bagdad cargado de joyas…

Y así, día tras día, Simbad el Marino fue narrando las fantásticas aventuras de sus viajes, tras lo cual ofrecía siempre 100 monedas de oro a Simbad el Cargador. De este modo el muchacho supo de cómo el afán de aventuras de Simbad el Marino le había llevado muchas veces a enriquecerse, para luego perder de nuevo su fortuna.

El anciano Simbad le contó que, en el último de sus viajes, había sido vendido como esclavo a un traficante de marfil. Su misión consistía en cazar elefantes. Un día, huyendo de un elefante furioso, Simbad se subió a un árbol. El elefante agarró el tronco con su poderosa trompa y sacudió el árbol de tal modo que Simbad fue a caer sobre el lomo del animal. Éste le condujo entonces hasta un cementerio de elefantes; allí había marfil suficiente como para no tener que matar más elefantes.

mzi.ccvpzyui.225x225-75Simbad así lo comprendió y, presentándose ante su amo, le explicó dónde podría encontrar gran número de colmillos. En agradecimiento, el mercader le concedió la libertad y le hizo muchos y valiosos regalos.

– Regresé a Bagdad y ya no he vuelto a embarcarme -continuó hablando el anciano-. Como verás, han sido muchos los avatares de mi vida. Y si ahora gozo de todos los placeres, también antes he conocido todos los padecimientos.

Cuando terminó de hablar, el anciano le pidió a Simbad el Cargador que aceptara quedarse a vivir con él. El joven Simbad aceptó encantado, y ya nunca más tuvo que soportar el peso de ningún fardo.

Pinchando en la fotografía puedes acceder al enlace que te llevará a la película: “Simbad, la leyenda de los siete mares”

PELICULA: «Simbad, el marino: la leyenda de los siete mares»

Técnicas de estudio (2)


Recomendaciones para el momento concreto de estudio:

  • El sitio de estudio debemos procurar que sea un lugar fijo que favorezca la con­centración y el silencio. Exigiendo orden en él. Sin más «trastos» de los que se nece­site encima de su mesa. Con luz suficiente, de modo que la luz entre, en el caso de sea diestro por la izquierda, preferiblemente luz blanca. Con una temperatura ade­cuada entre 19° y 21°C.Habitos-estudio
  • Debemos exigir un horario fijo: siempre a las mismas horas. Mañana o noche depende de los bioritmos de cada cual; trabajo diario sin atracones finales.
  • Sin que se levanten de la mesa una vez que empiezan. Cada vez que interrumpen su trabajo y se descentran tienen que volver a empezar todo el proceso.
  • Que comiencen cada sesión por planificar el propio tra­bajo. Debe pedirse por escrito. Esta planificación debe estar hecha a:

                    1. Corto plazo (¿qué tengo que hacer mañana?); y a plazo más largo el                                examen o entrega de trabajos.
                    2. Una vez que han decidido lo que tienen que hacer conviene que escojan el                        orden de realización teniendo en cuenta: 

                                    –  La dificultad de la materia de estudio;
                                    – El tipo de ejercicios y la fatiga que originan; 
                                    –  La necesidad de descanso.

                    3. Puede ser un buen esquema: Empezar por una asignatura de dificultad                              media para, después de un breve descanso (5 minutos); Abordar la materia                        más difícil y tras un descanso continuar con una materia que le guste.

  • Deben estudiar siempre con papel y lápiz: fácilmente se retiene una infor­mación cuanto por más sentidos entra (oído, vista y tacto pueden ponerse en fun­cionamiento). Este apartado hace referencia al subrayado y a la realización de es­quemas de lo fundamental. Hay además determinadas materias como las matemá­ticas en que el trabajo con papel y lápiz es condición imprescindible.
  • Conviene equilibrar los ejercicios escritos con el tiempo de memorización: es frecuente en muchos jóvenes que llamen tarea de casa solamente a la tarea escrita. Y, sin embargo, además de los ejercicios escritos, es necesario dedicar un tiempo diario a la asimilación de conocimientos nuevos, al estudio (no renunciando al papel y lápiz).
  • Una técnica eficaz:
  1. Leer toda la lección sin profundizar para ver el contenido.
  2. Empezar de nuevo pregunta por pregunta.
  3. Subrayar las palabras que no conozco.
  4. Subrayar las palabras-ideas más importantes.
  5. Hacer un esquema de lo subrayado y las ideas importantes.
  6. Repasar el esquema en voz alta y completarlo. Escribiendo.
  • Cuando se sabe sin dificultad la primera pregunta se pasa a la segunda y se repi­te la misma operación. Al final, repasar todas las preguntas en orden distinto. Se repasará en voz alta y también por escrito para poder llevar a cabo eficazmente los exámenes son escritos.
  • Conviene hacer siempre un repaso rápido de lo que se ha visto ese día. A veces puede bastar con dos o tres minutos por asignatura: Revisar un problema, leer una pregunta que se ha explicado, etc.. Es un buen método lógicamente empezar siem­pre por ahí para pasar luego al trabajo detallado de lo planificado para ese día.get-videojuegos
  • Debemos pactar con ellos el uso de la radio, televisión, aparatos musicales, etc. Si decimos que el ruido no es bueno para estudiar estamos hablando también de esos medios. Y sin embargo, cada vez son más los jóvenes que estudian con música e incluso con dispositivos (móvil, mp4, ipod, etc. ) puestos.
  • Es aconsejable evaluar conjuntamente con ellos su funcionamiento durante estos tiempos de tra­bajo personal. Es decir, el cumplimiento de todas estas actividades. Pero no es necesario hacerlo día a día, porque no por repetir muchas veces las cosas se funciona mejor, es mejor evaluar por semana para ver logros y fallos.
  • Dejémosles tiempo para descansar y hacer deporte. Si cumplen con su trabajo y se han organizado adecuadamente, el fin de semana debe ser mucho más relajado.

 Os dejo el enlace de una web muy completa y que les gustará mirar:

 aprende a estudiar

 Técnicas de estudio (1)

Técnicas de estudio (1)


Taller de tecnicas de estudio para padres e hijos

Para que nuestros hijos obtengan buenos resultados en su trabajo son necesarias unas pautas. Debemos guiarlos y enseñarles cómo hacerlo  desde pequeños, con el fin de que adquieran el imprescindible «hábito de estudio».

Pretendo en estas entradas ayudaros en esta difícil tarea.

Nuestro comportamiento ante el estudio en general:

  • Ayudemos a nuestros hijos  a conocer sus posibilidades reales, es importante tener en cuenta que no es aconsejable realizar muchas activi­dades a la vez ( a veces le pedimos que hagan inglés, de­porte, baile … fuera de horas de clase).
  • Propongámosles metas y refuerzos adecuados: ni inalcan­zables, ni demasiado fáciles.
  • Nuestros hijos son únicos, diferentes entre sí, y diferentes a su vecino, no hagamos de ellos su punto de referencia y de comparación. Tampoco es recomendable hacer de ellos una prolongación de nosotros mismos o de los deseos de nuestra juventud:  frustraciones …
  • Debemos elogiar mucho sus éxitos y logros; y no utilicemos sus fracasos como arma arrojadi­za, dañaremos su autoestima. El mensaje que le debemos dar es que ellos pueden, simplemente es cuestión de tiempo y esfuerzo.
  • Para el estudio se necesita silencio, no sólo exterior, sino interior; hay que tran­quilizar la mente. Esto significa que los problemas familiares o personales ejercen una fuerte influencia sobre cualquier estudiante.tecnica
  • Tenemos que intentar crear un clima familiar afectivo y motivador. La asimilación de conoci­mientos nuevos es costosa, los problemas familiares pueden influir en su atención
  • Introduzcamos en la vida normal de casa las palabras y, sobre todo, las realidades de la constancia, renuncia y esfuerzo. Si están acostumbrados a vivir con ellas tenemos un gran trecho andado. Si no, no hay técnica de estudio que sirva.
  • Debemos ofrecerles nuestra colaboración, pero NUNCA  suplantarle en su trabajo.
  • La atención en clase es la mejor técnica de estudio que se ha inventado. Pongámonos en contacto con el Colegio para hablar con los profesores de nuestros hijos y seguirles en este aspec­to.
  • Un alto porcentaje del éxito en los estudios está en la comprensión y veloci­dad lectora. Aunque no hay formula mágica para triunfar en clase, ésta de la lectu­ra se acerca bastante. Potenciar la afición por la lectura en casa es un método eficaz y más cuanto más pequeños empiecen.gafa_estudiar
  • Nuestros hijos, no solo son estudiantes no los reduzcamos únicamente a esa función.
  • Deben descansar el tiempo necesario: al menos 8 horas, aunque cada per­sona requiere un tiempo.

Cuentos para la motivación en el estudio: La Sirenita, Popi el alpinista

Técnicas de estudio (2)

La víbora y la culebra de agua – Esopo (para el esfuerzo)


Una víbora acostumbraba a beber agua de un manantial, y una culebra de agua que habitaba en él trataba de impedirlo, indignada porque la víbora, no contenta de reinar en su campo, también llegase a molestar su dominio.

A tanto llegó el enojo que convinieron en librar un combate: la que consiguiera la victoria entraría en posesión de todo.

Fijaron el día, y las ranas, que no querían a la culebra, fueron donde la víbora, excitándola y prometiéndole que la ayudarían a su lado.

Empezó el combate, y las ranas, no pudiendo hacer otra cosa, sólo lanzaban gritos.

Ganó la víbora y llenó de reproches a las ranas, pues en vez de ayudarle en la lucha, no habían hecho más que dar gritos. Respondieron las ranas:

— Pero compañera, nuestra ayuda no está en nuestros brazos, sino en las voces.

En la lucha diaria tan importante es el estímulo como la acción.