Julius Ernst Wilhelm Fučík nació en Praga el 18 de julio de 1872 y murió en Berlín el 15 de septiembre de 1916. Fue un compositor y director de bandas militares checo. Su música oscila entre la música clásica y la popular de su tiempo.
En 1891, formó parte del 49º regimiento austrohúngaro como músico militar.
En 1895, Fučík dejó el ejército para ser el segundo fagotista en el teatro alemán de Praga. Un año después se convirtió en el principal director de la orquesta de Praga. Durante este tiempo, Fučík escribió música de cámara, principalmente para clarinete y fagot.
En 1897, volvió a entrar en el ejército como jefe de banda para el 86 regimiento en Sarajevo.
Poco después, compuso su obra más famosa, “La entrada de los gladiadores” (op. 68). El interés de Fučík por la Antigua Roma hizo que le diera este nombre a su marcha. No se sabe el motivo por el que esta melodía es hoy mundialmente conocida y asociada a la aparición de los payasos en el circo.
En 1900 Fucik fue destinado con su banda a Budapest, compuesta de 15 músicos, no sólo interpretaba obras de danza, sino también arreglos que él mismo preparaba de obras sinfónicas famosas.
En 1909 volvió a Checoslovaquia y fue nombrado director de la banda del regimiento número 92, la mejor y más preparada de su época. En ese momento empezaron sus conciertos públicos en Praga y Berlín donde más de 10.000 personas asistían diariamente a las representaciones.
En 1913, contrajo matrimonio y se afincó en Berlín donde empezó una nueva banda y una compañía de publicaciones musicales, la Apollo Verlag, para comercializar sus obras.
Julius Fucík fallece repentinamente en 1916, a la edad de 44 años.
Compuso más de 400 obras, la mayoría marchas militares, polkas y valses que despiertan un sentimiento patriótico en la República Checa. Entre ellas:
La Marcha de los gladiadores (inicialmente llamada Gran Marcha Cromática),
El regimiento de los niños (Der Regimentskinder)
La Marcha Florentina.
El viejo gruñón (Der alte Brummbär)
Fučík escribió una composición para fagot, titulada «El viejo gruñón«. En una conversación se le escapó que, para componer la obra, le inspiró «el viejo», o sea, el comandante del regimiento.
El comandante se enteró y encolerizado lo llamó para pedirle explicaciones. El compositor confesó que, efectivamente, había escrito tal obra, pero que en ella no ponía en ridículo a nadie, al contrario, de la composición emanaba una apacible jovialidad y bondad, argumentaba el autor.
La ira del coronel se aplacó un tanto y amenazó:
– ¡Veremos! La escucharé y después…
No concluyó la frase e hizo un gesto amenazador.
Al día siguiente el comandante escuchó la composición «El viejo gruñón». Mandó llamar a Fučík y tendiéndole la mano dijo:
– Es usted un colosal maestro. Por los gruñidos podría ser yo, pero si en realidad gruñera tan melodiosamente, los soldados no me obedecerían.
También llamada “El libertino castigado” o “Don Juan”, es la séptima ópera más representada en el mundo. Se trata de una opera bufa (es decir, una ópera con tema cómico) en dos actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart y libreto en italiano de Lorenzo da Ponte, basado en el Don Juan Tenorio de Giuseppe Gazzaniga, y por extensión en El burlador de Sevilla y El Convidado de Piedra de Tirso de Molina.
Después de haber obtenido una fantástica acogida las Bodas de Fígaro en Praga, a Mozart se le encarga una nueva ópera. En el año 1787 estaba de moda en Europa el tema de Don Juan por lo que, Lorenzo da Ponte eligió este tema para su libreto que gustó y divirtió mucho al compositor.
La obra se desarrolla en una ciudad española (no sabemos exactamente cuál).
Primer acto:
Compuesto por cuatro cuadros, transcurre en el palacio de Don Giovanni.
Don Giovanni, con ayuda de su sirviente Leporello, intenta seducir a Anna, para lo cual mata a su indignado padre, el Comendador. Luego huye del novio de la muchacha (Ottavio) que lo persigue para vengarse. Se encuentra brevemente con una relación anterior (Elvira), a la que elude, dejando a su sirviente para dar las explicaciones del caso. Durante su huída, aparece en medio de un boda de aldeanos donde seduce a la joven novia (Zerlina) hasta llevarla a la alcoba. Pero Zerlina sale en ropa interior de su alcoba dando gritos y Don Giovanni es arrinconado por los amigos de la novia, aunque logra escapar abriéndose paso con su espada.
Segundo acto:
Se compone de cinco cuadros.
Don Giovanni intercambia la capa y el sombrero con las de Leporello para evitar a Elvira y concreta un encuentro con su sirvienta. Cuando Elvira ve a Leporello vestido como Don Giovanni, se arroja a sus brazos.
Don Giovanni se enfrenta a la estatua del padre de Anna, a quien el mismo mató y lo invita a comer, para sorpresa de él y su sirviente, la estatua aparece ante la mesa, tras haber intentando conseguir el arrepentimiento de Don Giovanni, lo reta a devolverle la visita, cosa que nuestro protagonista acepta y le tiende la mano que el Comendador le pide en prenda. Al contacto con la estatua, Don Giovanni siente el frío de la muerte, pero se sigue negando a arrepentirse por la vida que ha llevado. La tierra tiembla, se abre bajo sus pies y es absorvido por las llamas del infierno.
Finalmente, tras conocer el final de nuestro protagonista, todo comienza a reconstruirse: Ottavio se va a casar con Anna y Elvira se retira a un convento, Zerlina regresa con su novio y Leporello habrá de encontar un señor más humano.
El sueño de una noche de verano (en alemán Ein Sommernachtstraum) es una obra musical escrita por el compositor Félix Mendelssohn – Bartholdy, tomando como base la obra de teatro del mismo nombre escrita por el dramaturgo inglés William Shakespeare. Mendelssohn compuso esta obra en diferentes momentos de su vida. Entre el 8 de julio y el 6 de agosto de 1826, cuando su carrera estaba comenzando, compuso una obertura de concierto opus 21 y se estrenó en Szczecin el 20 de febrero de 1827. En 1842, unos pocos años antes de su muerte, escribió música incidental (opus 61) para una producción de la obra de teatro, en la que incorporó la obertura existente.
Mendelssohn tuvo acceso de lectura a la obra inspiradora de Shakespeare a los 17 años, y a esa edad compuso la «Obertura de Concierto» basada en la misma, logrando un prodigio que ni el mismo Mozart hubiera alcanzado a la misma edad. La obra, aunque estrenada en 1.827, no fue completada hasta 17 años más tarde cuando el compositor, por encargo del Emperador de Prusia, se embarcó en la creación de la música incidental completa. El resultado final fue una serie de 13 números, incluida la Obertura, que alternan secciones orquestales y secciones vocales: estos números son, entre otros, un scherzo, un intermezzo, un nocturno, una marcha nupcial (una de las piezas más conocidas de la historia de la música) y otros pequeños fragmentos.
La música incidental para escena, fue encargada por Federico Guillermo IV de Prusia (llamado el Rey romántico) para la representación de la bella obra teatral de Shakespeare. Mendelssohn escribió varios números y conservó la obertura, el opus 61. La música fue recibida como una obra maestra y, sorprendentemente, no presenta ruptura estilística con la obertura escrita en su juventud.
La obra escrita por William Shakespeare en 1595, Sueño de una noche de verano, en la que, como he dicho antes se basa nuestro músico, es una comedia romántica en cinco actos. Es considerada como uno de los grandes clásicos de la literatura teatral mundial. Al parecer fue escrita con motivo de la conmemoración de la boda de Sir Thomas Berkeley y Elizabeth Carey, en febrero de 1596.
Su historia se desarrolla en Atenas, en la época de la Antigua Grecia, plagada de fantasía, sueños y realidades, amor y magia en la que se entremezclan varios hilos argumentales centrados en dos parejas de nobles amantes, Lisandro, Hermia, Demetrio y Helena, que sufren y disfrutan por causa de su amor; en un grupo de despreocupados cómicos, Cuña, Ensamble, Canilla, Flauta, Gazuza y Soplete; y en una serie de personajes pertenecientes al reino de las hadas, entre los que se encuentran Puck, el rey Oberon y la reina Titania. El trasfondo común se encuentra en las celebraciones de la boda entre Teseo e Hipólita.
En el palacio de Teseo se encuentran éste e Hipólita hablando sobre su boda, invitando a los jóvenes de la ciudad. Pero aparece Egeo para proponer que su hija Hermia se case con Demetrio (que está enamorado de ella), aunque Hermia no quiere puesto que está enamorada de Lisandro. Teseo insiste a Hermia para que se case con Demetrio, diciendo que si lo rechaza lo pagará con la vida o tendrá que hacerse religiosa. Hermia y Lisandro se quedan solos y deciden escapar al bosque por la presión a la que se ven sometidos. Mientras aparece Helena enamorada de Demetrio.
En ese bosque de Atenas ocurren sucesos fantásticos entre las hadas, Oberon y Titania, (rey y reina de las hadas).
Mientras, Helena, sigue a Demetrio por el bosque donde cuenta la fuga de Hermia y Lisandro, pensando así que Demetrio se fijaría más en ella, y encontrar su amor.
Oberon mandó a Puck que vertiera un líquido que hacia que una persona se enamorara de la primera persona que viese, sobre los ojos de Demetrio, pero el duende se equivocó y echó el líquido sobre los de Lisandro quedándose este enamorado de Helena, y dejando a Hermia a un lado. y en los ojos de Titania. Afortunadamente, Puck, consigue arreglarlo todo haciendo que Demetrio y Helena y Lisandro y Hermia se enamoren. Egeo e Hipólita, extrañados de los nuevos Esta música comprende una decena de trozos sinfónicos y corales entremezclados con recitativos hablados, el scherzo que se ejecuta inmediatamente después del primer acto, recuerda al del Octeto para Cuerdas, que libera, casi al final, una flauta.
Sobre los últimos acentos del Scherzo, se entabla un rápido intercambio entre el duende Puck y un hada. Luego, Titania, la reina de las hadas, hace su entrada rodeada de su séquito. la marcha de estos seres habitualmente movidos por un toque de varita mágica es uno de los episodios más enrarecidos de la partitura.
Una pirueta de Puck, y he aquí el célebre lied en cuyo transcurso dos hadas dialogan con sus pares, en tanto Titania busca su reposo. Se trata de una melodía muy fresca envuelta en un acompañamiento carácter obstinado. Y de pronto, Oberón recurre a los sortilegios y se hace invisible. Continúan: el intermezzo, que debe ejecutarse al finalizar el segundo acto, entremezclando el drama de la búsqueda de Hermia a Lisandro y que termina por perderse en el bosque, concluyendo la escena sobre una escenilla insólita de Quince, Snug, Bottom, Flute, Snout y Starveling, que ensayan para representar la comedia; y el nocturno que evoca el sueño de las parejas abrazadas en el verano, mientras las cuerdas y flautas entonan una melodía suave.
El comienzo del quinto acto suena con las notas de la conocidísima Marcha Nupcial que lleva a los futuros esposos a la felicidad terrestre y son obsequiados con una fiesta. En el instante en que Piramo exhala su último suspiro, se escucha una pequeña marcha fúnebre, presentada en contraste con la Marcha Nupcial, a cargo de un clarinete, un fagot y los timbales. El acto culmina con la danza rústica de los clowns, que rememora el motivo central de la Obertura. La comedia va a concluir en el misterio, tal como había comenzado. Siguiendo a Shakespeare, Mendelssohn convoca a los espíritus haciéndolos surgir de una última vez (canta el coro): «Hadas, Espíritus, el Fuego cubre y va a estallar: apareced!» El encantamiento inicial es quebrado con la reaparición de los cuatro acordes fatídicos.
En el vídeo podemos oír la Obertura de esta preciosa pieza:
El bombo es un instrumento musical de percusión membranófono, es un tambor de gran tamaño: 70 cm de diámetro por 40 cm de altura. De afinación indeterminada, consiste en una caja cilíndrica de madera cerrada por sus extremos por dos membranas (de piel o de plástico) sujetas mediante aros opuestos con los que es posible regular su tensión. Se golpea con un mazo de cabeza de corcho o de fieltros, utilizándose dos mazos para los redobles. El sonido que produce es grave y potente.
El sonido del bombo es de una gran contundencia y poder en los fortísimo, delicado en el medio-fuerte y de sensualismo y misterio en el piano y pianísimo. Debido a la gran resonancia de este instrumento, el percusionista pone la mano en el parche a la hora de tocar para apagar las vibraciones resultantes. Podemos obtener un sonido seco y contundente si percutimos en el centro del parche; por otra parte, si percutimos a dos tercios del radio obtenemos un sonido más amplio.
Con el nombre de atabal y transportado a la espalda de un hombre para que lo tocara otro situado detrás, fue durante la Edad Media el instrumento indispensable en las fanfarrias, uso que aún perdura en nuestros días colgándolo de una correa que pasa detrás del cuello. Fue introducido en la orquesta en el S.XVIII utilizándose en obras de carácter descriptivo y pintoresco, como en el Rapto del Serrallo de Mozart.
Es muy utilizado en la batería de percusión que suele acompañar el rock & pop moderno, así como en las bandas musicales.
También resulta común en la música folclórica latinoamericana, especialmente la de la región andina, aunque su tamaño y nombre varía de zona en zona, como por ejemplo las cajas o tinyas de la zona del altiplano boliviano, norte de Argentina y Chile, consistentes en cilindros de escasa altura.
Gustav Mahler escribió esta preciosa Quinta Sinfonía durante el verano de 1901 (Movimientos primero y tercero) y de 1902 (Los otros tres restantes). Fue estrenada el 18 de octubre de 1904 en Colonia bajo su dirección y fue realizando modificaciones en la partitura hasta 1909.
Tocan en ella: 4 flautas, 3 oboes, 3 clarinetes, 3 fagots, 6 trompas, 4 trompetas, 3 trombones, tuba, timbales, bombo, platillos, glockenspiel, arpa y la sección de cuerda.
Dura aproximadamente alrededor de una hora y diez minutos.
La obra puede dividirse en tres partes, aquí podéis oír un breve fragmento, el scherzo, tercer movimiento (en el que se puede oír el instrumento que nos ocupa) , interpretado por la Orquesta Sinfónica de Chicago y dirigido por Sir George Solti:
Con 28 años, Beethoven fue alumno de Haydn y aprendió mucho con él; sin embargo, las relaciones entre ambos músicos se deterioraron enseguida. El joven de Bonn era desordenado, caprichoso y tozudo, la antítesis del carácter sereno y apacible del viejo maestro. Decepcionado, Beethoven acudió sucesivamente a otros preceptores: Johann G. Albrechtsberger, Johann B. Schenky el famoso Antonio Salieri, del que recibió lecciones durante más de ocho años; los mejores frutos de estos estudios son los Conciertos para piano, Op. 15 y 19, que estrenó en 1798. Ese mismo año consiguió publicar sus primeras obras, los Tríos Op. 1 y las Sonatas, Op.2.
Fruto de esta época escribe en 1796 este Quinteto op. 16, inspirado en un trabajo de Mozart, y en abril de 1798 lo dio a conocer en un concierto benéfico en el que estaba presente el emperador Francisco II.
Los clarinetes pertenecen a la familia de instrumentos de viento de madera y normalmente pueden empezar a tocarlos los niños a partir de los ocho años. En el pasado el clarinete sólo se solía encontrar en orquestas pero hoy en día también se puede escuchar a menudo en grupos de Jazz o Klezmer (*).
Se compone por un tubo generalmente de madera de ébano, (aunque ahora se construyen también clarinetes de plástico) con perforaciones cilíndricas en el, y una embocadura con una lengüeta simple, como la del saxofón, de forma rectangular y delgada por el extremo que se introduce en la boca. Al principio se sujetaba la lengüeta a la embocadura mediante un hilo enrollado, pero en la actualidad se usa un anillo de metal con tornillos. También podemos ver en él veinte o más agujeros que se tapan con las manos del interprete o con llaves.
De timbre fluido y variable, propicio para distintos tipos de expresión. El registro grave se llama chalumeau y produce sólo sonidos fundamentales, mientras que el agudo (de sonidos armónicos) se denomina clarín. Los armónicos son obtenidos mediante un agujero especial: el portavoz.
Su extenso ámbito y su agilidad para pasar de un registro a otros son algunas de sus principales características. El registro grave es catalogado como amenazador y misterioso y el agudo, como brillante. Participa en estilos como el jazz o la música klezmer judía, gracias a su amplia paleta expresiva. El clarinete posibilita todos los trinos y casi todos los trémolos, con contadas excepciones. Su agilidad se demuestra en una literatura repleta de escalas, arpegios y secuencias veloces de notas, combinando sin dificultad el legato y el staccato, aunque sólo de articulación simple, pudiendo interpretar trémolos dentales. Se destaca también por su capacidad de portamento y glissando para deslizarse entre las notas.
Asume la tesitura de contralto, aunque su incumbencia abarca desde el tenor al soprano.
Es un instrumento transpositor que se fabrica con diferentes registros, y puede tener de 3 a 4 octavas.
Tiene un sonido melancólico en sus notas grabes y alegre en sus notas agudas.
El tipo de clarinete más utilizado es en si bemol.
Se ubican frente al director, en la primera línea de las maderas, detrás de los arcos.
Los clarinetes forman parte de la orquesta ( en la que es elemento fundamental) desde 1780, así que es moderno. Proviene del chalumeau popular francés. Hacia el 1700 Denner le dio el diseño actual con el agujero portavoz. Antes, hubo otros que se caracterizaban por un tubo cilíndrico y una lengüeta simple, que podía estar cortada directamente sobre el mismo tubo. Sus raíces se encuentran en el Antiguo Egipto, hace 5.000 años. El clarinete se extendió por todo el mundo, especialmente por Europa y el norte de África.
Escribieron piezas para clarinete: Haendel, Mozart, Beethoven, Weber, Schumann, Brahms, Liszt …
Podemos oír una de las piezas más representativas de este instrumento, compuesta por Brahms para clarinete y piano, el primer tiempo de la Sonata nº 1 en fa menor, las imágenes pertenecen a la obra del pintor hiperrealista Imán Maleki :
Según el diario de Schumann, estos tres fragmentos cortos fueron escritos el 11 y 12 de febrero de 1849, tras una ejecución privada el día 18 a la que le acompañó Clara (su mujer). El manuscrito (conservado en la Biblioteca Nacional de París) presenta traza de abundantes retoques. Cada página, explota al máximo las sonoridades nostálgicas del clarinete en la, de timbre aterciopelado, elegante (los románticos con frecuencia lo preferían al clarinete en si bemol). De pieza en pieza, el tempo se acelera, pero el compás de 4/4 y los tresillos del acompañamiento pianístico permanecen. Se observan melodías asímétricas y piano y clarinete frecuentemente se doblan, lo que son características del último Schumann. Los tres fragmentos se suceden sin interrupción (attaca).
1. Zart und mit Ausdruck («Tierno y con expresión», la menor): la primera página del ciclo establece un clima elegíaco: la tierna melodía del clarinete dialoga con los tresillos del piano. En la sección central, los dos instrumentos intercambian arpegios por movimiento contrario.
2. Lebhaft, Leich («Vivo y ligero», la mayor): este ligero scherzo, en modo mayor, utiliza un juego dialogado más animado. EL episodio central (una vez más, en fa mayor), se basa en un intercambio de escalas en tresillos.
3. Rasch, mit Feuer («Rápido y con fuego», la mayor): una especie de variación conclusiva que retoma los elementos precedentes: el primer fragmento en el trío (en modo menor) y el segundo en la coda. La escritura es brillantemente arpegiada, en la más pura tradición del clarinete.
(*) El klezmer (etimológicamente del hebreo, «instrumento musical») es la música de los judíos askenazíes de Europa Oriental. En el siglo XV, grupos seculares no litúrgicos desarrollaron este tipo de música y se les denominó klezmorim. Ellos se inspiraron en el antiguo testamento para crear melodías con temáticas de celebración y alegría.
Originalmente el término klezmer se refería a los instrumentos musicales con los que se interpretaba, sin embargo, más tarde se extendió tanto al género como a los músicos en sí mismo, que hoy son llamados klezmorim.
El klezmer es facilmente reconocible por sus características melodías expresivas, con reminiscencias de la voz humana, con la incorporación de risas, llantos y aullidos. El klezmer asume la propia tradición de la música jasídica y le incorpora sonidos, instrumentos y modos de interpretar de aquellos países en donde los judíos de la diáspora habitaban.
Un INSTRUMENTO DE MADERA es básicamente un tubo en el que vibra una columna de aire. Cuanto más corto sea el tubo, y por tanto más corta la columna de aire, más alta será la nota producida.
El término «madera» se aplica a estos instrumentos a pesar de que antiguos estén hechos de materiales distintos, como metal o plástico. El nombre les fue dado cuando eran fabricados de madera, pero también se incluyen en este grupo aquellos que siendo de metal, presentan un timbre similar a los de madera.
Todos los instrumentos de madera tienen una serie de de agujeros a lo largo del tubo, acortándolo o alargándolo. No obstante debido a la longitud de algunos de ellos muchos de estos agujeros no podían ser alcanzados por los dedos del interprete, por lo que se introdujeron una serie de mecanismos a base de teclas y llaves.
Los instrumentos de madera producen el sonido cuando el interprete sopla en ellos. Estos instrumentos actúan de una de estas dos formas:
Soplando a través de un agujero, tal como se sopla a través de la boca de una botella. Los instrumentos que usan este método forman la familia de las FLAUTAS.
Soplando a través de una caña en forma de lengüeta, como cuando producimos sonidos situando una brizna de hierba entre los pulgares. Este método se utiliza en la familia de los OBOES, CLARINETES, SAXOFONES y FAGOTES.