Un ladrón se introdujo en casa de un apicultor durante su ausencia, robando miel y panales.
A su regreso, el apicultor, viendo vacías las colmenas, se detuvo a examinarlas.
En esto, las abejas, volviendo a libar y encontrándole allí, le picaron con sus aguijones y le maltrataron horriblemente.
– ¡Malditos bichos!, dejaron marchar sin castigo al que les había robado los panales, y a mi, que les cuido con cariño, me hieren de un modo implacable.
MORALEJA
Muchas veces sucede que vemos con desconfianza a nuestros amigos pero, por ignorancia, le tendemos la mano a quien es nuestro enemigo.