El muchacho y la fortuna – Samaniego


A la orilla de un pozo, fortuna_prime4

sobre la fresca yerba, 

un incauto Mancebo

dormía a pierna suelta.

Gritóle la Fortuna:

«Insensato, despierta;

¿no ves que ahogarte puedes,

a poco que te muevas?

Por ti y otros canallas

a veces me motejan,

los unos de inconstante,

y los otros de adversa.

Reveses de Fortuna

llamáis a las miserias;

¿por qué, si son reveses

de la conducta necia?»

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